Por don José Nieto
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores de Arahal, tenía por costumbre tradicional, que durante su salida procesional, se celebrase en la plaza de la Corredera el llamado Sermón del Ángel, en el que participaban sus cuatro pasos: el de Jesús Nazareno, el de María Santísima de los Dolores, el de San Juan y el de la Verónica.
Nos situamos en el año 1950, a las 8 horas de un soleado Viernes Santo. Estamos en la plaza de la Corredera y en los tres balcones delanteros del Casino Universal se encuentran los actores principales del acto: en el balcón del centro Don Cayetano Parody Mena, Presbítero y Capellán de las Religiosas Dominicas, en el balcón de la derecha el hermano nazareno que, con sus saetas, hará la voz del Ángel y en el balcón de la izquierda el hermano nazareno que, con sus saetas, hará la voz del Demonio.
La plaza bulle de público. La Hermandad inició su salida de la Parroquia de Santa María Magdalena a las 7 horas, acompañada por los hermanos nazarenos que portan sirios de madera. Llegados a la plaza, los pasos se han situado de la siguiente forma: El de nuestro Padre Jesús Nazareno delante de la calle Laguna, el de la Virgen de los Dolores delante de la Casa del Aire, uno frente a otro, entre ambos y ante el Casino Universal se encuentran los pasos de San Juan y el de la Verónica.
Según va discurriendo el Sermón y por indicaciones de éste, los pasos de mueven: El paso de la Verónica va hacia el paso de Jesús Nazareno que, a su vez comienza a andar y en el encuentro la Verónica abre el paño, que llevaba plegado, mostrando la imagen de la cara de Jesús. Vuelve el paso de la Verónica, se encuentra con el de San Juan y continúa hasta situarse al lado del paso de la Virgen, mientras el paso de San Juan camina hacia Jesús, simulan una reverencia alzando y bajando los pasos, y el de San Juan retorna hasta situarse ante el paso de la Virgen, después de hacer la maniobra del saludo, se coloca al costado derecho de la Virgen, el paso de la Verónica está situado el costado izquierdo. A continuación los tres pasos caminan a la vez llegando ante el paso de Jesús. Este es el final y cada paso vuelve a la posición primitiva.
Toda esta parafernalia duraba dos horas en que Don Cayetano decía el Sermón y se cantaban saetas del Ángel y el Demonio, que por cierto se oían muy poco, por la falta de micrófonos y altavoces.
En esta fecha tenía yo 18 años, gracias a mi amigo D. Manuel Martín Molina que tenía mucha mano en la Hermandad de Jesús, pude acceder por primera vez hasta la cerrada habitación en que se encontraba el balcón donde estaba Don Cayetano y otras personas que lo acompañaban. Allí si se podía oír lo que decía el pregonero que, a su Sermón Bíblico introducía relatos de sucesos que habían acaecido en el pueblo a lo largo del año y así le oí decir:
“… Y tú, demonio de los infiernos, que para ser cabro solo te falta del rabo, la peste aviar que te entrara , tú has sido el culpable del Banco Castelar…” Lo del Banco venía por una estafa piramidal que provocó en el pueblo una mujer de la calle Castelar en esos tiempos.
En una mesa se encontraban las botellas de anís y coñac para matar el gusanillo. El Hermano Mayor de la Hermandad, que se encontraba allí, D. Francisco Brenes de la Vega, nos invitó a copas y dulces.
Terminado el Sermón, la procesión continuaba el recorrido por las calles del pueblo, por el siguiente orden: calles Laguna, Madre de Dios, General Marina, Plaza de la Corredera, Corredera, Victoria, Dr. Gamero, San Roque, Sevilla, Monjas, Espaderos, Iglesia, entrando de regreso en la Parroquia de Santa María Magdalena a eso de las tres de la tarde.
Por todo el recorrido, las familias esperaban el paso de la procesión sentados en sus puertas y sanjuanes, donde tenían preparadas mesas con polvorones, empanadillas y torrijas, y las botellas de Anís del Coral y el Coñac Caballero, para invitar a los amigos.
El ambiente no decaía en calle, bares y casinos, uniéndose a la próxima cofradía que salía por la tarde.