Por Cármen González.
El origen de la Feria del Verdeo fue en realidad la celebración del día de la Patrona Santa María Magdalena que desapareció por unos años por el dolor de los casi 200 muertos del aciago día del alzamiento militar del 22 de julio de 1936. La fiesta se retomaron 6 años después, en 1942, pero se denominaron Feria del Ganado y pasaron a celebrarse en septiembre.
El origen de las fiestas más importante del pueblo está en el patronazgo de la Magdalena, el 22 de julio. Pero, esta fecha quedó marcada por el alzamiento militar que dio paso a la guerra civil española (1936/39), la más cruenta de las guerras. Desde entonces, las ganas de celebrar se convirtieron en razones para el olvido. Casi 200 muertos en pocos días pesaron durante años.
Las Fiestas de La Magdalena se celebraban, en un principio, en el centro de Arahal, en plena calle Corredera. Desaparecieron durante los años de la guerra civil y posguerra. Pero en 1942, surgió una iniciativa por parte de las autoridades de entonces, que huyendo del mes de julio, comenzaron la celebración de la Feria del Ganado y Fiestas en septiembre. Siempre se celebraba los días 4, 5 y 6 de septiembre, daba igual el día de la semana que fuera. «Poner los palos» en la calle Corredera para el alumbrado era el inicio de la celebración. Y las luces llegaban hasta lo que es hoy la Barriada de la Paz, entonces sin urbanizar, espacio ocupado por un barranco y el arroyo Alonso Miguel, según el cronista oficial de la ciudad, Antonio Nieto.
En esta barriada había una cantarería-alfarería en la esquina de calle Miraflores con Avenida de Gabriel Mengíbar. En aquellos años, construyeron unos badenes para separar la carretera de la zona peatonal y los vecinos de la época comenzaron a pasear por el lugar. Esta costumbre ha durado hasta no hace tanto cuando el paseo comenzaba en la Plaza de la Corredera y llegaba hasta el final de la Fuente. Entonces, fueron los mismos vecinos, dice Nieto, los que pusieron el nombre a la calle: «Se llamó Paseo Reina Victoria y así fue recogido en el acta municipal».
No hay constancia de programas de fiestas antes de 1936 pero sí hay programas de dichas fiestas desde 1942. Antonio Nieto tiene una de las más importantes colecciones de programas y otros documentos históricos de Arahal, una parte heredados de su familia y otra recopilados durante años por él y su deseo de acaparar lo más singular de los hechos más recientes. 6 años tardaron las autoridades de la época en organizar de nuevo la fiesta, tres años de dura guerra y otros tres de posguerra no menos dura.
El 22 de julio del 1936, fue un día negro en la memoria de los vecinos de Arahal, hasta casi la actualidad. Precisamente en este día aciago, los palos estaban ya colocados, al igual que las luces y los adornos, porque comenzaron a instalarse sobre el día 18 del mismo mes. Pero no sirvieron para celebrar nada, al contrario, cortaron de raíz cualquier motivo para el festejo.
Por tanto, la celebración del día de la patrona desapareció por unos años, volvió para batirse con la contrincante que le había salido, estuvieron un tiempo muy igualadas pero la que fuera después Feria del Verdeo acabó ganándole la partida. Cuando se retomó de nuevo la fiesta y feria corría el año 1942. Entonces el alcalde era José Oliva y el secretario, tal como firma en el saluda de dicho programa, Manuel Guarino, ambos formaban la Comisión de Festejos. Organizan la primera Feria de Ganados de Arahal con un programa que incluía alegres dianas, concursos de caballistas y de ganado (vacuno, mular y caballar), partido de fútbol, concierto de una banda militar, funciones de circo, cine y toros y “artísticos” fuegos artificiales
El primer año, según testimonio de José Nieto, médico durante 39 años en Arahal, «fue el alcalde el que llevó su propio ganado, pero años después se convirtió en una de las ferias más importantes de la provincia, venía gente de todas partes».
El saluda del alcalde este primer año es una somera descripción de lo que encontraría el visitante, entonces denominado “forastero”. Decía que Arahal “sin presunción era el pueblo más bonito y urbanizado de Andalucía, sus calles son dechado de ornato y elegante alineación, lo mismo que su acerado, y edificios netamente andaluces, sobre los que irradia y se quiebra en la blancura de sus paredes nuestro grandioso sol andaluz”. Y continúa refiriéndose a sus mujeres: “Arahal en fiestas es como esas muchachas bonitas que, siéndolo todo los días, y a todas horas, el atavío solo le sirve para que realce más su encantos”.
Antonio Nieto señala también que la Feria tenía fama a nivel provincial. “Fue la primera que utilizó el alumbrado, la llamaban la Feria de La Luz”, cuenta. Describe a su vez que llegaba hasta el final de los paseos, donde ahora está la gasolinera, “allí plantaron una palmera en medio y los caballos y carruajes llegados de toda la provincia, incluso Sevilla capital, daban la vuelta para seguir el paseo”. Hubo en principio pocas casetas aunque se fueron sumando más a los largo de los años, la del Casino Agrícola (que se fusionó con el actual Casino Universal), la Caseta del Círculo Conservador, la de la Asociación de Cabezas de Familias, fueron algunas de las más famosas de entonces. José Nieto cuenta que la Caseta del Casino llegó a tener hasta 600 socios. Y en su programa de actuaciones figuraron nombres como Tony Moreno, uno de los pioneros en España de la música latina, o Antonio Machín, cantantes de relumbrón durante los años en los que la caseta estuvo en la Fuente. También actuaron en esa época en estas casetas la mítica orquesta de Los Tajaras que ya había pasado por varios nombres como Luis Arizona y Orquesta del Sur. Aquí empezó la carrera musical de la familia Godino, con su principal precursor, Antonio Godino.
¡Qué ferias las de aquellos años…!
Por Juan Carlos Gago
La verdad es que la alcancía que cada año fabricábamos con una lata de mortadela LUNCH clavada a una tabla rara vez llegaba a la feria con su contenido intacto. Normalmente la campaña de “Ahorra para la Feria” comenzaba cuando nos daban las vacaciones ya que, decíamos, sobre todo decía él, “…desde ahora hasta la feria hay suficiente tiempo para juntar…” pero lo que pasa, que el verano es muy largo y muchas las tentaciones a las que te ves expuesto, sobre todo cuando llegaba la Velá de San Roque con su magnífica oferta de ocio y su suculento muestrario gastronómico, entre los primeros destacaban las cunitas de “¿Arriba o abajo…?” en las que por dos reales el operario del artefacto lo movía manualmente a velocidades supersónicas al ritmo incansable de sus cucharas golpeando sobre el latón y cantando sin parar su frenético estribillo: ¡¡¡…¿arriba o abajo?¿arriba o abajo…?!!! Todavía no tengo muy claro si aquel monocorde estribillo de …arriba o abajo, arriba o abajo,arr… era más o menos jartible que cuando unos años más tarde en todos los cacharritos sonaba sin parar aquello del porompompero y mataron al gitano Antón. Lógicamente la respuesta a tales preguntas por parte de los intrépidos viajeros siempre era la misma, ¡¡¡arriba, arriba…!!! y el director de la atracción seguía con su monótono cantar si se le seguían dando monedas.
Alguna vez fijábamos la hucha al suelo con yeso para dotarla de más seguridad creyendo que aquello detendría nuestros irrefrenables deseos de reventar la hucha, pero, ni aún así, había nada que hacer ante las dotes de revienta cajas que poseíamos mi hermano y yo, aunque, ahora que lo recuerdo, creo que después de saquear nuestro propio tesoro mi parte del botín siempre parecía más pequeña que la otra, pero, vamos, no creo yo que él…
En la oferta gastronómica de San Roque ocupaban un lugar de honor los higos chumbos “frescos y reondos…”, lo de fresco era gracias a los trozos de nieve que conservados en un trozo de tela de saco habían comprado a media tarde en la fábrica de mi tío Miguel. Lo de reondo, si es que era eso lo que pregonaban, me parecía de una obviedad mayúscula, aunque no sé, yo, si ahora la nueva cocina con esto de la deconstrucción habrán conseguido hacerlos cuadrados.
EN 1967 LLEGÓ LA FIESTA DEL VERDEO.
Hasta 1967 no cambió el nombre y pasó a llamarse Fiesta del Verdeo, era el médico Ramón González alcalde de Arahal. Y el objetivo principal fue promocionar el producto principal del pueblo: la aceituna. En el primer programa de fiestas, se anunciaban los negocios más importantes de la localidad por entonces, entre ellos 6 molinos aceituneros que se encontraban en calle Pacho, San Roque, IV Conde de Ureña, Hacienda de la Santísima Trinidad, María Beltrán y Madre de Dios. Aunque José Nieto asegura que había más y cita otro que estaba en calle Sevilla.
Lo cierto es que echarle un vistazo a estos programas ofrece una idea de la actividad comercial de esos años, en los que ya existían tiendas emblemáticas de Arahal que aparecen anunciadas como Hermanas Domínguez (tejidos), Francisco Revilla Marín (Coloniales), Claudio Martín Gallego (Coloniales y Paquetería), Elisa Marín González (Coloniales y Paquetería, actual ferretería Revilla), Imprenta Godino, Bar Los Tres Gatos (Magnífico Restaurante), José González Francisco González Gonzálvez, Casa Peral (Comestibles, Paquetería y Gran surtido de artículos propios para flamenco), María Corrientes (Comestibles), entre otro muchos. Posteriormente hubo incluso corridas de toros en una plaza provisional que se montaban en los terrenos denominados las Herillas que ahora ocupan la piscina de la zona de La Venta. Y circos de la familia de los famosos payasos de la televisión, Fofo y Miliki antes de que se fueran y triunfaran en Cuba y, después, en TVE aquí en España.
Desde la primera Feria del Verdeo, en 1967, la fiesta contó con su reina. La primera de ellas fue Aurora Pastor. La elección no era como en la actualidad, cada pueblo de la campiña estaba invitado y las autoridades municipales, generalmente alcaldes, traían consigo a una joven guapa que representara a su localidad. Quienes fueron testigos directos afirman que entonces la promoción que se hacía de la aceituna empezaba invitando al Acto de Coronación a toda autoridad en la materia y ofreciendo la elaboración del pregón a escritores, poetas, periodistas de fama nacional e internacional. Después del acto había una cena que se celebró en un primer momento en el almacén de aceitunas situado junto a la carretera nacional, al lado de la gasolinera de la Venta, para pasar posteriormente a la Fábrica de La Palmera, donde se mantuvo durante muchos años.
Las entradas para asistir a la cena estaban repartidas por un gran número de bares de Arahal «con muchísima antelación». Cuenta Antonio Nieto, que la cena la pagaba todo el mundo «hasta las autoridades locales, tampoco cobraban por el cargo que ostentaban ni alcaldes ni concejales. Las únicas excepciones eran la Reina del Verdeo y sus damas, que se compraban sus propios trajes, la persona distinguida con la Aceituna de Oro, los premiados por sus distintos trabajos de aderezo y preparación de los utensilios como deshuesadora, rellenadora, escogedora, tonelero, etc».
Antonio Nieto cuenta una anécdota que le refirió en vida su amigo Alfredo Cortés, al que él considera “gran impulsor” de la Fiesta del Verdeo. “Un año vino el embajador de EEUU al que le impusieron la aceituna de oro y éste invitó a Alfredo a una recepción en Madrid. Para agasajarlo le puso aceitunas pero se les olvidó poner el platito para los huesos, por lo que se llevó toda la recepción con el hueso en el bolsillo”.
Anécdotas hay miles de una Fiesta que cumple en 2016 su 50 aniversario y que ha sufrido una transformación más hacia el interior, para el disfrute de todo el pueblo en un campo de feria con gran número de casetas, donde no hay clases sociales. Pero se trata de una época en la que muchos piensan que la promoción y lucha por el sector aceitunero tiene que partir de los mismos agricultores, aquellos que deben defender su precio y unirse para hacerlo. Según las últimas noticias, el camino comienza a andarse.
Alfredo Cortés Camacho. Más de 80 años (según sus propias palabras). Fue alcalde de Arahal desde el 21 de mayo de 1970 al 17 de febrero de 1978. Fue cofundador de la Fiesta del Verdeo, antes de llegar a la alcaldía y, cuando ya empezó a ejercer el cargo, imprimió un carácter distinto a la fiesta, el de promocionarla para que se conociera a nivel nacional e internacional.
En esos años, El Corte Inglés fue el patrocinador oficial junto con la empresa Agroaceitunera que tenía en Arahal una fábrica con 800 mujeres trabajando en el escogido, deshuesado y relleno de la aceituna de mesa. A la Fiesta eran invitadas autoridades regionales y del ámbito nacional, embajadores de todos los países y alcaldes de la comarca aceitunera que traían de acompañante a una dama de honor de su pueblo.
La cena del Verdeo era un lugar de encuentro convertido en foro de debate y donde llegaban a entablarse relaciones comerciales de importancia. Ya en aquellos años se dio el distintivo de la Aceituna de oro, que aún hoy persiste, al embajador de EEUU en Madrid porque «el pueblo americano era el mayor consumidor de aceitunas del mundo». Por la misma razón, este año, 2015, se le da este mismo galardón al Ciudadano americano.
Pero también había distintivos para el sector laboral: Para el mejor claficador o la mejor rellenadora, parte esencial en este trabajo que era principalmente manual y ocupa a un importante número de mujeres de la localidad durante buena parte del año.