Entrañable fotografía realizada un día de feria en el antiguo surtidor del «Mundi» donde aparecen retratados Dª. Conchita Barrera, D.Pepe Matute junto a su esposa Dª. Trini Bonilla.
Si nos fijamos bien, por detrás aparece la antigua caseta del Fielato, sólo las personas más mayores recordarán la función que desempeñaban estas casetas de arbitrios municipales, consumos o fielatos, que existían a la entrada y salida de los pueblos y ciudades, en los límites de provincias y a lo largo de los caminos más transitados. Hoy son sólo un recuerdo de aquella España de la postguerra y el estraperlo, del costumbrismo rural y los mercados interiores que conocieron nuestros padres y abuelos.
El fielato era el nombre popular que recibían las casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías, aunque su nombre oficial fuese el de estación sanitaria de abastos, ya que además de su función recaudatoria servían también para ejercer un cierto control sanitario sobre los alimentos y mercancías que entraban y/o se vendían en el pueblo. El propio término “fielato” procede del fiel o balanza que se usaba para el pesaje de las mercancías. El peso y el tipo de mercancía determinaban la tasa o impuesto a pagar.