La represión en Arahal no fue solamente una represión de contestación o venganza, en los siguientes días y semanas se siguió asesinando y otros doscientos vecinos fueron eliminados.
El informe de los represores de septiembre de 1938 hablaba de 415 fusilados en el pueblo. Si a esa cifra añadimos los once casos de asesinados en Sevilla y Málaga serían, como mínimo, 426 las víctimas documentadas, pero estimamos que las cifras definitivas se elevarían en caso de que se llevara a cabo una investigación adecuada. Asimismo, hemos incluido veintiún casos de fallecidos, denominados así , pero que fueron eliminados en bloque del padrón municipal junto a otros asesinados que tenemos confirmados. No se conoce la suerte de muchos del numeroso grupo de vecinos que consiguieron huir en los primeros momentos.
Una vez ocupada Carmona, la columna de Lapatza y Rementería se encaminó a Arahal, donde se producirían hechos dramáticos.
Cuando se aproximaron al pueblo, y después de un bombardeo por un avión de la base de Tablada, se emplazaron las piezas de artillería y comenzó un violento cañoneo indiscriminado contra el caserío. El terror se adueñó de la población que huyó por centenares hacia el campo. Ancianos, madres con niños, personas de toda condición, corrían en todas direcciones mientras los obuses caían en el pueblo. Un poco antes, cuando la columna se aproximó a Arahal y empezaron a sonar los primeros disparos, el consejal socialista Raimundo Lozano Cuadra se dirigió a la cárcel municipal y abrió la puerta de la misma para que los treinta y seis derechistas detenidos la abandonaran, aunque solamente lo hicieron catorce de ellos, ya que en el resto se consideraba más seguro en el depósito que en la calle, donde los ánimos estaban muy exacerbados por la situación.
Al poco, unos jóvenes se acercaron al ayuntamiento y observaron que la cárcel estaba abierta. Su respuesta fue cerrarla de nuevo, rociarla con gasolina y prenderle fuego, Veintiún presos murieron asfixiados, salvándose solamente unos de ellos, el cura párroco don Antonio Ramos, esta es su historia:
LA HISTORIA DEL PÁRROCO ANTONIO RAMOS
Hallándose el párroco con su madre y hermana, los milicianos abordan la parroquia Santa María Magdalena, con el simple motivo de arrasar con todo. El párroco procuraba aprovechar cada una de esas salidas para con su hermana apagar el fuego iniciado y salvar especialmente el coro, cuyas tallas habían empezado a arder. Dios quiso que ese gesto heroico del párroco no resultara infructuoso y, salvo dos sillares del coro, éste resultó indemne.
En un manto de la Virgen llevaban a la calle los libros principales del valiosísimo Archivo Parroquial, que databa del siglo XVII y que contenía valiosísimos documentos de positivo interés y de un gran valor histórico y nacional.
Ese mismo día es sacado de la parroquia el párroco, y es conducido a la cárcel municipal. Con él, lleva escondido un crucifijo.
La cárcel se situaba en la planta baja del Ayuntamiento, era una sala rectangular, pequeña, sencilla, en forma de paralelogramo. Era de ladrillo y tenía a un lado una gruesa y vieja puerta de madera, reforzada con lingotes de hierro. En el extremo opuesto, tenía una ventana con una reja y unos gruesos postigos de madera, que cerrados herméticamente, hacían de ella la oscuridad más completa. En uno de los ángulos de la pequeña habitación había una letrina, un simple agujero en el suelo que se comunicaba con una especie de pozo que a su vez desahogaba al aire libre.
A pesar de ser tan pequeña la habitación, y de que habitualmente era capaz sólo para cuatro o cinco detenidos, encerraron a 19 vecinos, pertenecientes a todas las clases sociales. En otro calabozo, que hacía como la cuarta parte de la anterior, era individual, sólo para una persona, colocaron a cuatro víctimas más, en total 24 personas, las cuales describo a continuación:
Teresa Zayas y Arias de Reina, de avanzada edad;Javier Zayas y Zayas, consejal (Acción popular);Jose María y Antonio Arias de Reina y Pérez, ambos estudiantes, el primero militante de Acción Popular, y el segundo de Falange Española; Daniel y Alberto Arias de Reina Zayas, el primero propietario, de filiación radical, secretario del Ayuntamiento de Arahal, y el segundo consejal socialista; Jose María Sánchez Jiménez, propietario, monárquico;Francisco Humánes Vega, propietario; Juan Valverde García,agente comercial; Juan Cano de Haro, sastre, falangista;Fernando Soriano Crespo, propietario;Rafael Arqueza Fernández, propietario;Trinidad Morilla Soriano, abogado;José Segura Gallego, herrero, afiliado a Acción Popular, como los tres anteriormente citados ; Lucas Urreta Mingo, propietario, sin afiliación política; Víctor Olea Márquez,el farmacéutico de la calle General Franco (actualmente Felipe Ramírez), de Acción Popular; José Camacho Bernabeu, empleado y presidente de Acción Popular en Arahal; Manuel Camacho García, estudiante de 19 años, falangista; Salvador Zambrano Romero, propietario; Juan Oliva Caro, industrial; Manuel Camacho Jiménez, carpintero, los tres últimos pertenecientes a Acción Popular;y Juan Benítez, un transeúnte desconocido en el pueblo. El único preso que logro sobrevivir fue el párroco, Antonio Ramos.
Cuando los prisioneros reconocieron al cura se sintieron aliviados, se sintieron aliviados ante su socorro espiritual. Muchos preveían el desenlace muy próximo.
Fue en el momento preciso, coincidiendo con la entrada de las tropas de Queipo de Llano. El 22 de julio de 1936. Una partida de identificados acudieron al patio del Ayuntamiento con garrafas,regaderas,bidones y cubos de gasolina, a través de la reja lanzaron el líquido fácilmente inflamable, quedando los infelices presos empapados. Arrojaron luego unas cerillas encendidas, y se apresuraron luego en cerrar herméticamente los gruesos postigos de madera.
Una gran llamarada iluminó internamente la negrura del calabozo, la confusión era terrible, las llamas dominaban siniestramente aquel cuadro de espanto. Muchos de los detenidos comenzaron a arder con sus ropas salpicadas de bencina. En un instante la atmósfera se hizo irrespirable. La muerte estaba muy cerca, el párroco sacó su crucifijo que llevaba en el bolsillo de su chaleco, y dominando los gritos de horror, elevó sus manos, absolviendo a los que morían quemados, pedía a Dios piedad para todos, y alzó sus manos que ardían , trazando la señal de la cruz. Todos, poco a poco, iban cayendo, paulatinamente. Don Antonio oyó las voces secas, hondas, terribles, de la agonía cruenta. Casi todos morían más que por las llamas por la asfixia y el párroco cae desvanecido también.
Al caer arrastra consigo unos cántaros de agua, que para beber habían colocado muy cerca de él y que, casualmente al romperse contribuyeron a la salvación, que se encontró sin saber cómo, bañado en agua y con la cara pegada a la letrina, de donde lleno de miasmas lograba no obstante alcanzar el aire salvador, aunque pestilente de la calle.
Cuando las tropas de Queipo entraron inmediatamente después, de los veinticuatro presos de los dos calabozos, hay por lo menos cinco o seis supervivientes, aunque días más tarde fallecerían en el Hospital de la Misericordia, sobreviviendo sólo el párroco Antonio Ramos.
La confusión era enorme. Un guardia civil retiraba del cadáver de Dª Teresa Zayas Arias,alajas y unos billetes que sumaban unos cuantos de miles de pesetas que había logrado salvar y que en su agonía había señalado.
Con cuidado, comenzaron a sacar a la plaza a los quemados que aún mantenían un hilo de vida. La mayoría ya había fallecido cuando los sacaron o murieron en esos instantes, aunque algunos todavía presentaban señales de vida. Un grupo fue atendido en los propios bancos y sillas de la plaza y otro lo llevaron hacia el Hospital de la Misericordia.
Por la calle Duque, grupos de soldados y falangistas gritaban a los vecinos frases como estas:»¡Abrid! ¡Abrid! ¡Han quemado a los presos en la cárcel! ¡Venid a ver lo que han hecho!»
Después, la vida de Arahal, trágicamente interrumpida, fue recobrando su ritmo normal, pasado unos meses se colocó una placa conmemorativa en la torre del Ayuntamiento, en memoria de los mártires del 22 de julio de 1936. La oratoria de don Antonio Ramos fue aquel día breve, sencilla y emocionada:
– Señores y hermanos: esta losa, que acabamos de descubrir en la fachada principal del Ayuntamiento de la ciudad, que es también de la cárcel, en donde están los calabozos, y en los cuales encontraron la muerte, muerte fatídica, horrorosa, unos cuantos ciudadanos de todas las clases sociales, pero de los mejores del pueblo, se ha colocado, como sabéis, para perpetuar la memoria de los Mártires de Arahal. Sí, ¡Mártires de Arahal!Que fueron mártires, podéis decirlo muy alto; yo os lo aseguro.
Murieron por la patria; porque los enemigos de ella, los mataron, por ser buenos españoles, como a otros muchos, cuyo número ni se sabe, ni podrá saberse nunca. Y murieron cristianamente. Dios permitió que estuviese yo entre ellos. ¡Bendito sea Dios!
Y también quiso que yo conservara mis facultades mentales, hasta última hora. Y al oír, de labios de todos ellos, sus palabras agonizantes, (que habían sustituido a las de terror y espanto de los primeros momentos), con las que invocaban al Señor de la Misericordia, a la Virgen del Carmen y a la Virgen de los Dolores, me incorporé un poco, pues estaba también muriéndome al lado de ellos, como sabéis, los exhorté a que pidiésemos perdón de nuestras faltas a ese Dios y a esa Virgen a los que invocamos.
Y los absolví en nombre de Dios. Y murieron santamente. ¡Viva la Religión Católica! ¡Vivan los mártires de Arahal!
Estas fueron las palabras –recogidas taquigráficamente- breves, sencillas y emocionadas del Cura de Arahal.
Días más tarde, el 27 de julio de 1936 se celebraría una sesión extraordinaria. Trascribo el acta:
SESIÓN EXTRAORDINARIA CELEBRADA EL DIA 27 DE JULIO DE 1936
En la ciudad de Arahal, a 27 de julio de 1936, siendo las 22:00 horas del mismo, se reunieron
en el Salón Capitular los señores don Segundo Alcázar Martín, don Manuel Fernández Guerra,
don Esteban Manaute Lobatón, don José María Jiménez Castillo y don José Fernández
Torres, bajo la presidencia del señor alcalde don Antonio Arias de Reina Salvador, todos los
cuales componen la Comisión Gestora de este municipio, con la asistencia de mí, el secretario
accidental de la Corporación, al objeto de cumplir el acuerdo tomado en la sesión de su toma de
posesión, referente al conocimiento de los sucesos ocurridos en esta ciudad y situación actual
del municipio.
Abierta la sesión por el señor Presidente, se ordenó a mí, el secretario accidental, la lectura de una relación de hechos ocurridos en esta ciudad desde que se instaló el movimiento
revolucionario, la cual dice así:
En la tarde del día 18 del actual, por noticias particulares y por la Radio Madrid y Sevilla, fue conocido en esta población el movimiento iniciado por el Ejército para la salvación de España,
y a partir de este instante fue notada cierta agitación en los dirigentes marxistas y personas adectas a la misma.
Durante la noche y madrugada del siguiente día, se dedicaron estos individuos a recoger en cuantas casas de elementos de derechas y personas de orden existentes en la ciudad, todas
las armas y municiones que hubiera, haciéndolo con toda clase de amenazas, quedando éste vecindario por ello a merced de las turbas. En días sucesivos dedicaron a efectuar detenciones
de cuantas personas hubiera de derecha, mucha de las cuales al tener conocimiento de ello, huyeron y se escondieron por casas colindantes y tejados, llegándose a la verdadera “casa” del
ser humano.
Primera víctima de esta horrorosa situación fue el vecino don Miguel Arangüete Harry, el que al ser detenido trató de huir por presentir lo que le esperaba, siendo muerto a tiros en la misma calle (Victoria) donde habitaba. A partir de este hecho se apoderó el terror de la población y a que tan solo podían transitar por ella las turbas marxistas, provistas de toda clase de armas y en una actitud amenazadora fueron registrando domicilios y encarcelando a todos los que no compartían sus bajos instintos.
No satisfechos con esto, sus instintos criminales, se dedicaron al saqueo de las iglesias de Santa María Magdalena, Santo Cristo de la Misericordia, Monjas Dominicas, San Roque, Nuestra
Señora de la Victoria, Veracruz, y Ermita de San Antonio, y después de llevarse todo lo que de valor había en ellas, sacaron las imágenes y demás efectos a la vía pública prendiéndoles
fuego así como a los templos.
También sufrió los efectos del saqueo el Cuartel de la Guardia Civil, cuya fuerza de hallaba concentrada en Marchena, llevándose los revolucionarios toda clase de armas y municiones,
como igualmente ropas y efectos de dicha fuerza, destrozando mobiliarios y enseres. Por los sujetos que patrullaban se ordenó al vecindario que todas las ventanas y balcones se encontraran completamente cerrados y desprovisto de visillos y persianas, ya que de otra forma harían fuego contra las mismas. Al ir a cumplimentar esta orden el vecino don Luis Moreno
Osorio, persona de derecha a quién no habían detenido, hiriéndole varios disparos, uno de los cuales le atravesó el cuello, hiriéndolo de gravedad.
También al vecino de ésta, don Antonio Jiménez Fraile, al dirigirse a sus quehaceres recibió una descarga resultando con heridas leves. Mientras esto ocurría, otra comisión armada de escopetas, tenía rodeada la casa del propietario y labrador de ésta don Rafael Arias de Reina Jiménez, el cual por tener ya a dos hijos en la cárcel, no quería entregarse, pero ante la amenaza de que le prendieran fuego al edificio y con la franqueza que le hicieran las turbas de que nada le ocurriría, se decidió a salir a la calle en cuyo momento fue muerto a tiros en la propia puerta de su casa, en presencia de algunos familiares.
Llenas las cárceles de presos, se dedicaron al saqueo de domicilios particulares, dando principio por el del labrador don Francisco Humanes Vega, el que destrozaron completamente
quemándole mobiliario, enseres y ganados y siendo detenido dicho señor que se resistió a entregarse presintiendo la suerte que correría.
Los domicilios de varias familias de buena educación que se hallaban ausentes, fueron saqueados, llevándose cuantos objetos de valor encontraron y siendo destrozados aquellos
que no pudieron robar. Las centrales de Teléfonos y Telégrafos fueron intervenidas violentamente, obligando en la primera de ellas, que se les diese comunicaciones con Paradas, Morón y Sevilla; y abriéndose dado cuenta del mando de los aparatos, ellos directamente se comunicaban con cuantos podían hacerlo, interviniendo todas las comunicaciones locales, asi como las de atrás poblaciones. Al ser conocido por radio que el movimiento salvador de la Patria había triunfado en Sevilla y que las tropas salían para los pueblos a reprimir los desmanes cometidos, se dedicaron a construir barricadas en las entradas de la población y trataron de volar algunos puentes, colocando vigías en las torres y proviniéndose de comestibles procedentes de saqueos y por mediación de vales expedidos por el Comité.
En estas circunstancias llegamos al día 22, fiesta de Nuestra Patrona, Santa María Magdalena, observándose durante el transcurso del día, que era muy reducido el tránsito de marxistas
por las calles de la población, lo que demostraba que se hallaban unos de vigilancia en las barricadas y otros dedicados a dedicados a interceptar las carreteras cortando árboles que
arrancaban en las mismas y tratando de tender cables de alta tensión para impedir el acceso de las tropas. Personas nombradas al efecto se dedicaban al suministro de víveres a los que
se encontraban en las barricadas.
Sobre a las 7 de la tarde por el amedrentado vecindario se omitió fuerte estruendo que inclinó la presencia de las tropas las cuales hicieron entrada por distintos puntos de la población.
Estas fuerzas compuestas por Regulares, Tercio, Guardia Civil y Falange sufrieron resistencia es algunos puentes venciéndolas todas y haciendo bastantes bajas y prisioneros.
Con esfuerzo y defensa de varios disparos de cañón, parte de la columna llegó a la casa Ayuntamiento, tomándose el mismo sin resistencia, ya que los marxistas habrían huido por
salidas que al efecto tenían preparadas, teniendo la fuerza que violentar las cancelas de entrada del por hallarse estas completamente cerradas.
Efectuado esto y por uno de los paisanos detenido al efecto, fue advertida la fuerza donde se hallaban encerrados los presos. Sin pérdida de momento se dirigieron a los sitios indicados,
viendo con horror el cuadro que se les ofrecía, ya que los calabozos, llenos de presos, estaban convertidos en hogueras. Tan grandes esfuerzos lograron romper violentamente las puertas, ya que los salvajes hubieran de llevarse las llaves. Se procedió a extraer a las víctimas, unas ya cadáveres, y otras con horribles quemaduras en estado agonizante. Seguidamente se procedió a la identificación de tales víctimas que resultaron ser: Muertos: Don Francisco Humanes Vega, don Rafael Arqueza Fernández, don José Camacho Bernabeu, don Manuel Camacho García, don Juan Valverde García, don Salvador Zambrano Romero, don Juan Cano de Haro, un señor forastero apellidado Benítez, don José Segura Gallego, don Lucas Urreta Mingo, don Daniel Arias de Reina Zayas, don José Sánchez Brenes, don Juan José Oliva Caro, don Trinidad Morillas Soriano, don Fernando Soriano Crespo, y don Víctor Olea Herques.
Con quemaduras gravísimas que fallecieron a los pocos momentos: Doña Teresa Zayas Arias de Reina, don Javier Zayas Arias de Reina, don Antonio Arias de Reina Pérez, don José María
Arias de Reina Pérez, don Alberto Arias de Reina Zayas y don José María Camacho Jiménez. Con quemaduras menos graves, único superviviente de la salvajada, don Antonio Ramos y
Ramos, cura párroco de nuestra iglesia de Santa María Magdalena , el cual nos hizo lentamente, dado el estado de su salud y ánimo el relato de que forma de haber visto saquear su domicilio y quemar la iglesia y archivo parroquial, el día 22 fue saqueado su domicilio y seguidamente llevado al calabozo, que ya se encontraba repleto de infelices, que dicho día lo pasaron horriblemente, a cada momento los amenazaban con fusilarlos; se hallaba en uno de los rincones del calabozo donde aún había hecho la oscuridad y en el que estaban apiñados unos contra otros, cuando advirtió que alguien se acercaba a un ventanillo por el que hasta entonces solo se habían asomado para insultarlos y volcaron unos cubos de gasolina quedando todos los infelices allí presos completamente empapados, hecho lo cual habrían de prender fuego quedando el calabozo convertido en una hoguera y en ella luces por el dolor y el espanto los sentenciados a la muerte mas cruel que pudiera discurrir el —, derruido dicho señor la vida al hallarse en el fondo del calabozo una letrina, y al no perder la serenidad, pues desde el primer momento no dejo de pedir a Dios misericordia para todos, dándoles fuerzas para obsolver a los que morían.
Al ver las tropas el cuadro horrible que presentaban las víctimas quemadas, buscaron por todas partes a los salvajes que habían tomado parte en los hechos, y comprobada la participación de muchos, fueron ejecutados seguidamente, sabiéndose a ciencia cierta que los responsables directos de ellos fueron lo individual que componían el Ayuntamiento en colaboración con el secretario interno del mismo, personal de la Guardia Municipal y dirigentes de algunos partidos del frente popular de esta localidad, la mayoría de los cuales han buscado refugio en el campo. Providencialmente se libraron de ser quemados vivos don Francisco Cantero, don Paulino Camacho Catalán, don Fernando Jiménez Montes, don Manuel Martín Haro, don Joaquín Martín Haro, don Manuel Martín Haro, don Antonio Marín Haro, don Rafael Alcázar , don Manuel del Llano Jiménez, don Manuel Fernández Guerra, don Manuel Rivas Trigueros, don Francisco Bernabeu Gómez, don Cristóbal Cano Guerrero, don José Romero, y otros que se hallaban detenidos en el calabozo interior, los cuales fueron puestos en libertad por Raimundo Lozano Cuadra, el que invitó a todos a que se fugasen, pues tenía noticias de que serían asesinados, invitación que pusieron éstos en práctica escapando por tejados colindantes y los que han resultado víctimas no quisieron escapar por creer que fuera una maniobra de los marxistas para consumar el hecho, aplicándoles la Ley de Fuga.
Entre otros señores y familias de las que han podido librarse de las furias marxistas se encuentra nuestro actual alcalde don Antonio Arias de Reina Salvador, que se hallaba perseguido de
muerte por ellos, habiendo podido salvarse gracias a haber andado por tejados durante cuatro o cinco días y haber podido esconderse en aquellas casas donde hermanamente quisieran
darle albergue.
Don Segundo Alcázar Martín, que hallándose en el campo con su familia y enterado casualmente de lo que venía ocurriendo, tuvo que abandonar a ésta y convenientemente disfrazado anduvo durante varios días por caseríos de este término, Morón y Puebla. Una vez constituida la Comisión Gestora de este municipio el 23 del actual, procedió la misma a recorrer las distintas dependencias de este Ayuntamiento, observando que en todas, habían cometido grandes destrozos y muy particularmente en la Secretaría, Depositaría y Administración de arbitrios, donde habían sido violentadas las puertas y rotas las cerraduras de estantes y cajones los que habían sido saqueados, hallándose infinidad de documentos en desorden y dispersos por el suelo y notándose en la primera de tales dependencias la falta de una máquina de escribir y en la oficina destinada a Registro de calificación obrera la falta de otra máquina de escribir marca Royal, habiendo desaparecido el sello de la Alcaldía y las llaves de estantes y cajones.
Después se organizó en esta ciudad una guardia cívica compuesta por todos los elementos de orden, se abrió el Centro de Falange Española; se restituyó a esta población el puesto de la Guardia Civil al que se agregaron soldados de esta localidad de los que se encontraban con permiso y cuotas, los cuales al frente del comandante de puesto don Fernando Rivas Cubillo, se disponían realizando registros y detenciones en gran parte con resultados satisfactorios, como igualmente los individuos afectos a Falange y Guardia Cívica, unidos por esta causa
todas dignas de grandes elogios. La Comisión quedó enterada y constándole la certeza de todo cuanto se deja relatado de absoluta veracidad acordó hacer contar en acta su mayor sentimiento por la víctimas habidas y que oficialmente su sentido pésame a sus familiares. Seguidamente el señor Presidente dio cuenta a la Comisión de que el día 23 del actual y
después de su toma de posesión procedió a efectuar arqueo extraordinario de fondos en la caja de este municipio, el cual se llevó a efecto con asistencia del Depositario de los mismos y
secretario accidental de la Corporación, de cuyo arqueo resulta lo siguiente:
FONDOS MUNICIPALES:
Existencia en caja según los libros de Intervención y Depositaría, 8.081 pesetas, 20 céntimos, cobrado por el Depositario, 171 pesetas, entregado por el Administrador de arbitrios, por lo
cobrado desde el 1 al día 7 del actual, 7.106 pesetas, 91 céntimos, que hacen una existencia total de 15.367 pesetas, 6 céntimos, la cual verificada su comprobación, resulta que en metálico existe solamente la suma de 367 pesetas, 25 céntimos y en recibos de anticipos de sueldos a empleados del municipio la cantidad de 1.118 pesetas, 65 céntimos, resultando una diferencia de 3.881, 16 céntimos para completar dicha existencia que se encuentran en recibos de obras y otros gastos pendientes de formalización.
FONDOS DEL PÓSITO
Existencia en caja según los libros de contabilidad, 5.247 pesetas, 22 céntimos, que la conforman un préstamo a Manuel Oliva García, que ha tenido salida en Julio por valor de 1000 pesetas, otro préstamo Juan Gallego Rojas, cuya salida ha tenido lugar el mismo mes por un importe de 750 pesetas y en metálico la diferencia consistente de 3497 pesetas, 22 céntimos.
FONDOS DE LA DÉCIMA
Según los libros de contabilidad, resulta una existencia de pesetas, 17.275, con 70 y unos céntimos que la componen el depósito hecho en la Caja provincial para la obra de construcción
de un cementerio por importe de 13.577 pesetas, 73 céntimos; en ciertas obras realizadas y aprobadas por la Comisión Administrativa de dichos fondos, 3.498 pesetas, 25 céntimos y en
metálico la diferencia de 199 pesetas, 81 céntimos.
DEPÓSITOS
Existe uno constituido por don Miguel Clavero Román para garantizar su gestión de Administrador del arbitrio sobre puestos públicos por pesetas, 1.817 que se encuentran en metálico. Además existen en la Caja Municipal la suma de 4.773 pesetas procedentes del descuento de sueldos por contribución de utilidades a afiliados de este municipio y de la retención del 21% sobre pagos, cantidad que la componen tres recibos pendientes de formalización por valor de 2.700 pesetas y en metálico el resto consistente en 2.073 pesetas, 13 céntimos.
La Comisión quedó enterada y después de amplia deliberación tenida sobre el asunto, por unanimidad acordó que con referencia a los fondos municipales y para la mejor marcha
administrativa de este municipio, se habilitasen libros nuevos partiéndose en los mismos de la existencia efectiva que resulta en Caja de 367 pesetas, 25 céntimos, a más de 1.118 pesetas, 66 céntimos de anticipos a empleados que como es lógico al satisfacerles sus sueldos han de serles decantados y cuyas cantidades de efectivo y anticipos, suman 1.485 pesetas, 90 céntimos, prescindiéndose en absoluto de las 13.881 pesetas, 16 céntimos que resultan en recibos de obras y otros gastos pendientes de formalización, cuyos documentos quedarán en un paquete lacrado en la caja municipal. Con lo cual y no teniendo otro objeto la reunión el señor Presidente levantó la sesión siendo la hora de las 23:30 minutos cuya acta autorizan los señores concurrentes de que yo el secretario accidental certifico.
Antonio Arias de Reina
José Jiménez
Manuel Guerra
Segundo Alcázar
José Fernández
Esteban Manaute
Manuel Matute
Bibliografía: Una razia espantosa. José María García Márquez