La profesora doña Magdalena Sánchez Lobato, viuda de Medina, falleció a los 90 años de edad. Dedicada por entero a la enseñanza primaria, en cuya misión invirtió toda su vida.
Sus labores de escolaridad femenina fue tan acertada y eficaz, que pocas serán las mujeres arahelenses de varias generaciones, que no deban a doña Magdalena Sánchez verdadera gratitud por la enseñanza que recibieron de ello.
Nació en la calle Buen Viaje de la capital hispalense, donde fue bautizada en la Iglesia de San Esteban. Se traslada a la localidad de Arahal, cuando ya poseía la titulación como profesora del Consejo de Educación atribuido en Cuenca, donde decide crear un colegio particular de niñas, cuyas asignaturas que aprendían eran doctrina cristiana, doctrina sagrada, lectura, escritura, labores y asignaturas que contenían el libro de grado preparatorio y elemental, llegando alcanzar hasta 120 niñas, en dicho colegio situado en la calle Morón. Aparte de la gran dedicación que realizó en su vida en la educación, realizó las pinturas de los estandartes de la Milagrosa y San José para la Parroquia de Santa María Magdalena.
Esta fotografía podría etiquetarse en los años 56-57-58, recoge la entrada de la Parroquia Santa María Magdalena. En primer lugar y con bastón está Dª Magdalenita, que era como se conocía, con sus alumnas y amistades, enseñaba a bordar. En primer lugar en la parte izquierda están las Hermanas Escamilla Fernández, la del jersey blanco es Dª Ana María Brenes González, detrás de Dª Magdalenita de encuentra Dª Nieves Humanes García, a su izquierda Dª María Josefa Frías Saborido, a la izquierda de la Profesora, la madre de D. Manuel Balbuena Arias de Reina, a su izquierda la madre de D. Antonio Casado Medina, la Sra. mayor que sólo se le ve la cabeza, familiar de los Jiménez Sánchez de calle Morón 27, la de gafas oscura es Dª Berta Lindado, la niña segunda por la derecha del vestido a cuadro, es la Sra. Fernández prima de las Hnas. Escamilla, le llamaban «los Ministros» y por último la niña primera de la derecha era hija de un SR. que le llamaban «Alhucema» y su madre era hermana de las telefonistas de calle Duque.
Meses antes de su muerte se proyectó solicitar la medalla del trabajo, homenaje éste, que no obstante los innumerables pliegos de firmas recogidos en el pueblo de tan justa y merecida petición no prosperó.
Mucho pudiéramos extendernos acerca de la laboriosidad y bondad de la ilustre fallecida y sus grandes méritos como profesora particular, pero basta saber que, muchos de sus trabajos, tanto en bordados, como en pinturas sobre telas y ornamentos y otros objetos de verdadero arte, merecieron , en más de una ocasión el honor de ser expuestos al público en los escaparates de diversos establecimientos sevillanos.
Testigo de ello, este pañuelo,pintado por ella, que portaba la Verónica en mayo de 1953 por las calles de Arahal.
Cuenta con una rotulación a su nombre en el barrio conocido como “La Huerta Perea”, donde hace honor a la persona que dedicó toda su vida por entero a la enseñanza primaria, cuya misión fue realizar sus labores de escolaridad femenina.
Al sepelio de su cadáver, que constituyó una importante manifestación de duelo jamás conocida en Arahal, por lo emocionante y solemne, concurrieron nutridas representaciones de todas las Hermandades y Cofradías de la población.
Bibliografía: Peridódico ABC y Blog Un Paseo por Arahal.