Foto sobre la escalinata de la caseta del Casino Agrícola a principios de los años veinte. Es fiesta de primavera: «La Cruz de Mayo», y todo el componente de caballeros, damas y niños se trasladarían después a los salones del Casino Universal. por lo que podemos deducir que el Casino Agrícola ya había cedido estas dependencias de feria al Universal, y el primero ya estaría a punto de clausurarse.
Con respecto al vestuario y a los adornos femeninos destacamos los tejidos lisos y de pequeños estampados, talles muy bajos, escotes redondos, y collares muy largos. La época charlestona hacía furor en jóvenes y maduritas.
Estan entre otros:Paulino Camacho. Pepita Barron, Dolores Zayas, Maria Almagro, Maria Camacho. Gumercinda Dominguez, Antonio Camacho, Pilr Gallego, Pastora Martin Sotillo, Maria Corral, Juan Jose Arias de Reina.La niña Maria Pepa Morente, Patro Morente, Berta Lindado, Eloida Cordero, Maria Cordero, Carmela Arias de Reina, Mercedes Medel. Natalia Jimenez, Angeles Dominguez y los niños, Rafael Alcazar,Julio Revilla, Jose Manuel Camacho Ortega, Manuel Camacho Garcia.
A la hora de establecer los orígenes de esta celebración popular de la Cruz hay que referirse necesariamente a una serie de fiestas paganas que se celebraban desde muy antiguo en el mes de mayo, considerado desde siempre como el mes del esplendor de la vegetación y la naturaleza, de la primavera.
Ha sido siempre un tiempo muy proclive para la organización de fiestas. Así, desde antiguo se celebraba la fiesta conocida como la de «las mayas» -precisamente en alusión al mes-. Era una celebración de carácter alegórico que tenía como protagonista a una niña (la maya) vestida de blanco y coronada de flores. Junto a ella una corte de jovencitas, también ricamente engalanadas, que pedían «un cuartito para la maya, que no tiene manto ni saya».
En la fotografía superior observamos que los componentes de la primera instantánea se trasladan al salón de la planta alta del Casino Universal.
Vuelven a repetirse los mismos vestidos, sus hechuras, los adornos femeninos y los personajes. El autor de la fotografía se ha centrado sobre todo en el componente humano; muy bien situado para ser captado por la cámara, y ha dejado de forma accidental el altar, del que sólo apreciamos una corta vista lateral.
Observamos la antigua solería del salón y los paños de pared cubiertos de espejos y de telas de damasco, enmarcados en yeserías de estilo imperio.
BIBLIOGRAFÍA: Imágenes de Arahal entre dos siglos & José Manuel Camacho Cintado