BIBLIOGRAFÍA: Artículo de don Romualdo Jiménez. Archivo de Arahal ( José Luis Moreno Delgado)
En el centro de la fotografía la maestra heladera Dª.Asunción Miquel atiende a las señoritas Josefa Frias y Mª Ángeles Posaelas un día de Feria por los años 60.
Esta es la historia de una de las heladerías con casi 60 años de tradición familiar que hay en Arahal, hoy en día aún siguen ofreciendo al público en su casa de la calle Corredera los mejores helados y granizados que se puedan deleitar.
Podemos ver en esta fotografía a Fernando Serrano Guillén, más conocido como «Fernando Pelota» que se retrata junto a su vehículo de gasógeno en el Parque María Luisa de Sevilla.
Desde la década de los treinta, esta familia arahalense conocida como » Los Pelota» se dedicó al transporte de viajeros y mercancías, realizando servicios de linea regular entre Arahal y Sevilla.
El apodo nacía a raíz de la compra de una huerta que realizaron a un cura, apodado cura pelota.
Poseían cuatro vehículos, con capacidad para nueve personas cada uno, entre los que destacaba un Buick americano, un Cadillac, un Lasalle y un Chrysler. La casa central se encontraba en la calle Madre de Dios 67 ( En la actualidad Almacenes Jamones Benito), y sus paradas diarias eran en la esquina de Pedro Bueno y la Cuesta del Rosario en Sevilla.
El proceso del gasógeno era laborioso, los conductores se levantaban a las 4 de la madrugada para partir el carbón y poner a punto los coches.
Como anéctoda curiosa circulaba un dicho por Arahal que decía » Me voy a Sevilla en combinación y me vuelvo a Arahal en Pelota«.
Con el fallecimiento del fundador, los herederos se dispersaron por la provincia quedando la empresa huérfana hasta su desaparición.
Fundada a principios del año 1900 por don Ricardo Luque Luna y don Eutimio de la Serna Ahumada, que igualmente establecieron otro almacén en Utrera, donde radicaron su casa central. Posteriormente y fallecidos sus fundadores, serán don Francisco y don Jesús de la Serna Luque, hijos de don Eutimio, los que tomen las riendas de este negocio hasta nuestros días.
Es por lo tanto esta firma, una empresa netamente sevillana y pionera en la actividad industrial de someter por un proceso madurativo acelerado a la aceituna, para poder ser consumida en verde.
Nunca pensamos que algún día se fuera de Arahal sin siquiera decirnos adiós. Y así ha sido, y ya, de ahora en adelante, nunca más oiremos su sirena marcando puntualmente la entrada y la salida de sus trabajadores;ni otearemos desde La Vega la añeja silueta de aquel artefacto eólico que era su molino de viento.
Esta fotografía esta hecha dentro de los jardines de la Cruz de los Caídos, el hierro que se ve a la derecha es un mástil de una bandera, el cierro del fondo y la puerta cochera de detrás de las muchachas, es la vivienda que hizo D. Luis Guajardo Fajardo y Rojas, parte de la casa sita en calle Misericordia 2, propiedad de los Marqueses de la Peña de los Enamorados. Eran oriundos de Antequera de la Provincia de Málaga. Por la A-92, al llegar a la bifurcación de Málaga y Granada, se ve la Peña de los Enamorados que según la Leyenda se despeñaron desde lo alto de la misma dos jóvenes, un cristiano y una mora, sus familiares se oponían a que se casaran. La fotografía estará hecha sobre la una del mediodía ya que se trata de muchachas trabajadoras de Agro-Aceitunera, tocaba la sirena para almorzar a la una. Vivían por la Macarena, calle Miraflores,etc.
Ya tampoco veremos más a sus operarias, luciendo en sus babis azules el rómbico anagrama de su fundador. Éstas, que son hoy las más directas descendientes de aquellas otras de mandiles de hule y latillas de cisco, para invierno alejar la humedad de la salmuera. Porque en aquellos tiempos, en los hogares de Arahal, tener a un miembro de la familia trabajando en el almacén era signo inequívoco de binestar y fortuna.
Para las personas más cercanas y vinculadas la fábrica era conocida como:»el almacén». Para los trabajadores antiguos era: «La Palmera», recordando a otra que hubo en este solar antaño. Para los trabajadores eventuales era:«La Fábrica», y para los agricultores que les vendían sus productos era: «La Casa de don Eutimio» y posteriormente: «La Casa de don Jesús». Modernamente, y como prueba palpable de la simplificación y de las prisas actuales, se quedó sencillamente en:«La Agro», para así abreviar su actual denominación comercial, la cual es:«Agro Aceitunera, S.A.»
Siempre tuvo el almacén una nutrida nómina de trabajadores, más o menos especializados en toda clase de trabajos. De entre ellos se podían sacar:toneleros, tapadores, albañiles, carpinteros, electricistas y cualquier otra profesión que fuese requerida por el maestro para solucionar las averías y los problemas que a diario se presentaban.
Voy a revelar la identidad de los personajes que se fotografían alrededor de un bocoy de aceitunas, en el patio de “La Palmera”, a principios de los años cincuenta. Detrás del bocoy, y de izquierda derecha: Guillermo, “Marchenilla”, Barrón y Gamboa. Delante: Manuel Romero Vera (“Manolillo el Planeta”) y Alfredo Cortés Camacho. El interés del documento gráfico, es completo, por los trabajadores, por su época, y por esas hileras de bocoyes y de cuarterolas (ya en desuso); sobre un suelo ocupado en la actualidad por una urbanización moderna, y en la que ha quedado un molino de viento como testimonio de aquella popular fábrica de aceitunas. Por cierto, que el único operario que sabía encarar el molino a la perfección, o frenarlo, era precisamente uno de la foto: “Manolillo el Planeta”.
Pero que duda cabe que todo el trabajo del almacén se vertebraba en torno al trabajo de las mujeres. Sin el concurso de ellas nada se podría haber hecho, pues es en este aspecto donde el infinito manufacturar adquiere su más amplio siginificado. Antes de que aparecieran:las cintas transportadoras, los «tapís», las clasificadoras, los contenedores, las deshuesadoras automáticas y toda la maquinaria moderna afín a esta actividad; todo se ejecutada pacientemente a mano.Desde escoger la aceituna en mesas, hasta rellenarla de pimiento una a una.
Mientras, como en una eterna noria, la sirena seguía sonando, el molino de viento sacaba agua, y en la oficina se preparaban las nóminas semanales, persona por persona, hasta 600 trabajadores en temporadas:primero los hombres, después las mujeres. El escogido a jornal fijo. El deshueso al peso. El relleno por kilos y según tamaño, anotándose el trabajo con perforaciones en un cartón personal,que por el uso y el contacto con la salmuera solían terminar peor que las antiguas pesetas de papel.
BIBLIOGRAFÍA: don José Manuél Camacho Cintado y don Manuel Manaute Lozano.
Calle Cánovas del Castillo, desde un plano elevado. La foto está datada en 1925 y en ella podemos destacar muchos detalles interesantes, como: las tres primeras fachadas del lado izquierdo, la tartana aparcada, el frontón superior de la fachada del Casino Agrícola, los personajes femeninos con las clásicas manteletas y, por supuesto, la ausencia total de automóviles.
La primera casa la izquierda era de D.Antonio Arias de Reina Zayas, después la ocupó Falange, la casa siguiente era la Posada del Sol, al adquirirla en 1942 , D. Paulino Nieto Herrera, la derribó y construyó un Bar y un Cine de Verano, a continuación la Taberna de Aguilar, la siguiente la casa de Beauchi.
Con más pinta de taberna jerezana o sanluqueña, por los motivos publicitarios de vinos y licores de la fachada, aquí tenemos «Bodega la Verdad», ubicada en la calle Madre de Dios. Otro lugar ideal, para pasar largos ratos entre amigos compartiendo una copa de vino. Abierta al público a medidados de los años 40, en este establecimiento se podía encontrar desde vino, vinagres, licores, aguardientes…todo dispensado a granel de unas grandes tinajas que formaban parte de la esencia del local.
Francisco Herrera Barrera, natural de Paradas, de profesión Farmacéutico y Químico, creó la Fábrica y Bodegas LA VERDAD. Con sucursales en Sevilla y diez pueblos de su provincia y fábrica de alcoholes en Manzanarres (Madrid). El Anis del Coral era su estrella, del que se escuchaba en radios y ferias su sonoro y ritmico pasodoble, que siempre traia recuerdos nostálgicos. Sus bares de pueblo siempre a rebosar por lo económico de sus vinos. En Arahal estaba en la calle Madre de Dios.
Miembros de la alcaldía de Arahal en los años 60.
De izquierda a derecha, por arriba, don Rafael Galete, don Juan Peña, don Federico Aranda, en el centro de la escena, el alcalde don Ramón González y González, le sigue a su derecha, don Francisco Bonilla, don José Jiménez, don Bonifacio Jiménez, don José Torres, y terminando el extremo don Francisco Romero Amarillo, conocido por Curro de la Zorrera. De nuevo, de izquierda a derecha, en la segunda fila, don Antonio Domínguez, don Manuel Brenes (Manzano), don Francisco Bohorquez, don Federico Aguirre, don Donato Ramírez, y don Francisco Pastor. En la parte inferior, agachados, de izquierda a derecha, don Agustín Catalán, don Manuél González (Peral) y don José Brenes.
Gran hombre, muy querido y por todos igualmente respetado, don Ramón González y González llegó a ser una verdadera institución en Arahal.Ocupó por primera vez la alcaldía de Arahal en el año 1934, en plena República Española. Fue como médico, activo, competente y desinteresado; como alcalde, luchador, bondadoso y justo.
Nombramiento de la 1ª Reina del Verdeo. Preside el Gobernador Civil Utrera Molina.
Licenciado en medicina el 13 de abril de 1929, ejerce su profesión en el pueblo gaditano de Los Barrios, donde está 4 meses. Intenta ingresar en el Cuerpo General de Policía, pero Arahal lo reclama. Y Arahal lo recibe, y en Arahal, su ciudad natal, es alcalde dos veces. Durante su mandato el pueblo prospera y múltiples son las obras llevadas a cabo. Fue un caballero ejemplar que en su diario y lento caminar hacia el Casino recibía el cordial saludo del rico y del pobre.
Inauguración de un cursillo de Bordados para mujeres.
22 de julio de 1965. Acto de entrega de las llaves de la Barriada de San Antonio.
En la foto, de izquierda a derecha son: «D.Rafael García Carrasco» y » D. Jose María García Carrasco», hermanos del dueño del camión. El niño que está sentado en la parte delantera es D.Miguel García Segura y las niñas que están asomadas a la ventana son Dª.Joaquina García Segura y Dª. Francisca Lobato García. Los niños restantes son hijos del propietario.
En la foto nos encontramos posiblemente ante el primer autobús de pasajeros de Arahal, perteneciente a don Francisco García Carrasco » Cosario García». La empresa regentaba un servicio regular que cubría el trayecto Arahal – Sevilla. A mediados de los años 20 se le otorga la licencia a D.Rafael Díaz Paz desde Estepa – Sevilla y es cuando don Francisco se dedica a la Cosaría hasta su jubilación.
Los camiones era de gasógeno, funcionaban quemando carbón o leña en un depósito, (muchos usaban lo que tenían a mano, hasta alpargatas viejas), produciendo gases que ponían en marcha el motor de explosión, como hace la gasolina, pero aportando menor potencia. Esta solución ecológica servía para sortear la falta de abastecimiento de petróleo que vivía el país.
En la imagen los dos autobuses de linea se encuentran estacionados en la Plaza de la Corredera, se puede apreciar el equipaje de los viajeros, ubicado en la parte superior protegido por una loneta. La cámara ha captado la mitad de la portada de piedra del edificio, que más tarde sería sede de Falange y después de la OJE.
Entre éstos se encontraba el arahalense José Gómez,perteneciente a la familia Gómez Rivero, y es aquí donde nace esta interesantísima historia en la que este vecino no para de mandar cartas a su familia describiendo los detalles de sus hazañas y vivencias en la Guerra Hispano-Filipina.
Son una serie de 26 cartas que comienzan a tener vida el 17 de octubre de 1896 en la localidad vecina de Osuna,donde José se alistó en el Batallón de Cazadores Expedicionaria Nº8 de la 1ªCompañía, antes de partir para Barcelona a coger el vapor que lo trasladaría a Manila (Filipinas)
Nada más desembarcar manda una carta a sus padres donde dice:
«… Sabrán ustedes que llegamos a Manila el día once de Diciembre de 1897, y entramos en Manila al oscurecer, y estaban todas las calles llena de luces, y por todas las ventanas banderas Españolas, como cuando va a pasar la procesión del corpus, íbamos las gentes dando vivas a España y el General Polavieja, y llegamos al cuartel y nos dieron a cada uno: una lata de sardina, una cuerda de chorizo para uno, y un cuartillo de vino…»
Meses más tarde, en la carta nº7 describe ataques contra los insurrectos filipinos, en sus palabras confia en que la Guerra duraría poco, con clara victoria por los Hispanos,cosa que no sería así, ya que al año España Firmaría el Tratado de Versalles, poniendo fin a la soberanía española en Filipinas.
«…el día de año nuevo salieron por la mañana y fueron al hospital de los insurrectos y dieron el mejor ataque que han dado por aquí mataron a 1.200 insurrectos, y ellos tuvieron veinte muertos y treinta heridos, y desde aquel día cada instante están saliendo, y no ve un insurrecto por el mundo, de modo que lo que se oye decir aquí es que esto dura muy poco, en dando otro ataque que va a dar el General Polavieja, el último día de mes, con 16.000 hombres en Cavite, dicen que queda esto terminado…»
En la carta nº25 de octubre de 1897, el protagonista le manda por separado una carta adjunta al padre donde dice que fallece un vecino de Arahal, apodado Fuentes.
«…Papá, Fuente a muerto desde último de Septiembre, se lo pongo a usted por separado, para que si su padre pide la carta para leerla que no se entere de una vez. Pues ya estaba el pobre convencido a irse a su casa porque estaba en otro Hospital y Gamero se lo llevo al que esta él para cuando se pusiera mejor mandarle a su casa como a los demás…»
Su última carta data del 22 de Noviembre de 1897,donde narra que estaba hospitalizado con fiebre, y con ganas de partir hacia su hogar de nuevo.
El viaje de regreso fue realizado en unas penosas condiciones, enfermos de paludismo,tuberculosis, fiebre amarilla, tifoidea, enterocolitis, etc. Fueron conducidos a sus pueblos de forma casi clandestina, y el abandono que estos sufrieron obedece bastante a esa humilde condición social. José Gómez, volvió en tren acurrucado debajo de un asiento de madera, con mucha fiebre, lo sacó la familia, murió pronto.
Desde aquí pretendo rendir homenaje a aquellos olvidados jóvenes Arahalenses, mostrales el reconocimiento merecido a tanto sacrificio inútil y al enorme sufrimiento de sus familiares, el cual les acompañó hasta la tumba.
Se pueden descargar todas las cartas AQUÍ.
FUENTE:Sra.Luisa Rodríguez López y Familia.
Mi agradecimiento por su colaboración, sin ellos, no sería posible la ampliación de este blog. Muchas Gracias.
La «X» de Arahal era un comercio familiar de la familia Maldonado situado en la calle Cervantes 16, actualmente donde se encuentra la tienda de Eulogia.»La X», curioso nombre, provenía de “La X, 4”,tomado de las tarifas de transporte que la Compañía de Ferrocarriles Andaluces ofrecía, siendo la X1 la superior y, la X4 la más económica y rápida.
Abierto al público hacia mediados de los años cuarenta, en él se podía encontrar tejidos, perfumes, artículos de mercería, juguetería etc…
En la foto describimos a los tres caballeros que aparecen en primer plano, de derecha a izquierda tenemos al joven dependiente don Miguel Lorca,a continuación al propietario don Paco Maldonado y en el fondo observando el tejido, al dependiente que fue por muchos años don Antonio Troncoso.