El primero sentado por la derecha es Parra, de oficio tonelero, el segundo es D. Sebastián Guisado, el primero de pié Roque de la calle Dr. Gamero, de pié con corbata Catalán Martín de calle Miraflores, el que está sentado dándole una chupada al purillo es D. Francisco Cabello de calle Pedrera, por la parte de la izquierda D. Rafael Gutiérrez, a continuación el «Rubio del Coral» de calle Pedrera, tras él parece ser Florentino Rodríguez, mecánico de bicicleta, tras él D. Manuel Lobato, tuvo una tienda de comestible en calle Madre de Dios, a continuación García Arias de Reina de calle Castelar y el que está más a la izquierda de todos el Sr. Luna de calle Miraflores, En el centro con la camisa blanca D. Antonio Bonilla Gamboa.
Antigua taberna «El Gordo», tomada sobre los años 50. Casa fundada en el año 1922 por don Antonio Bonilla Bermúdez, otro lugar ideal para pasar
largos ratos entre amigos compartiendo una copa de vino. Eran tiempos en el que su clientela eran exclusivamente hombres y rara vez se aventuraba una mujer a entrar al establecimiento. Con un olor característico, de los que ya se sienten poco, mezcla del aguardiente y coñac servidos por las mañanas, del vino del resto del día y del serrín que generosamente se echaba en el suelo.
En el centro de la composición aparece el hijo del propietario, el pequeño Antonio Bonilla, que ya con corta edad estaba de lleno en el oficio, el mismo al que se dedicaría de por vida tras la muerte de su padre.
Abajo D. Antonio Bonilla ya adolescente captado por la cámara en la puerta de la taberna.