Cada pueblo va escribiendo su vida a través de sucesivos acontecimientos de la más diversa índole, que el tiempo se encargará de reflejarlos en su historia particular. En este breve relato, pretendo resaltar un suceso de índole taurómaca, que pese a ser poco conocido no deja de tener una importancia transcendental, dada la personalidad del protagonista. Se trata de la actuación en Arahal de Juan Belmonte, figura excelsa del llamado por el Conde de las Navas «espectáculo más nacional», que al lado de Joselito llenaría la época más gloriosa del toreo moderno.
Corría el verano de 1.910, Arahal preparaba sus fiestas patronales de Santa María Magdalena. Junto a las cucañas, fuegos artificiales, varietés y demás atracciones de otros años, en el de referencia figuraba la organización de unos festejos taurinos. A tales efectos se había construido una placita de madera en los terrenos que en la actualidad son trascorrales de las calles Castelar y Colón, de cabida aproximada para 2.500 espectadores. El empresario era Enrique Gallego Merino » El Sordo», hijo del pueblo, excelente banderillero, había formado parte de la cuadrilla del matador de toros Antonio Montes hasta que éste murió trágicamente en México en el año 1907.
Este sagaz empresario había confeccionado dos interesantes carteles. El primero, para el día 22 de Julio, a base del novillero Bombita IV ( diestro que precisamente , al mes siguiente alternaría con Belmonte en la presentación del trianero en la Maestranza Sevillana). Y para el segundo, el día 24, organizó una corrida mixta: cuatro becerros de capea y dos novillos para Juan Belmonte García.
La actuación del diestro de Triana en Arahal se explica teniendo en cuenta de una parte la amistad que unía a «El Sordo» con el mentor y mecenas de Juan, José M. Calderón y Cea, ex-banderillero también de A.Montes; y de otro lado la frecuente concurrencia del citado Calderón a una de las tertulias taurinas de Sevilla sita en el café «La Perla», a la que también solían acudir gente rica de Arahal. Todos pondrían la mejor voluntad para darle a aquel chavalillo, que hasta entonces solo sabía «del gusanillo de los toros» en las dehesas de Tablada y en alguna plaza portuguesa, la oportunidad de lucir su traje de grana y oro » estoqueando por primera un novillo ante el público»,como así afirma el cronista taurino Francisco Narbona en unos trabajos publicados en la Revista «El Ruedo». A juicio del citado autor fue en esa placita de Arahal donde Belmonte dió «la primera estocada»;ello debemos tenerlo por cierto puesto que con anterioridad sólo había actuado en Portugal, y en la nación lusitana ha estado siempre prohibida la ejecución de la suerte suprema.
Del resultado de la Corrida, el comentarista Narbona, en el artículo aparecido en «El Ruedo», núm.77, nos informa textualmente:»…Los novillos de Pérez de Coria, embistieron bien. En el primero Juan se hizo aplaudir con la capa; pero apenas había iniciado la faena de la muleta, el animal, en un derroche, le partió la ceja. Casi ciego por la sangre que le cubría el rostro Juan se perfiló a matar, y con gran desprecio se fue tras el estoque, tan acertadamente que el novillo rodó sin puntilla. Lo llevaron a una enfermería improvisada, y después de lavarle la herida con gaseosa le dieron varios puntos con una aguja de coser sacos, le vendaron la cabeza y salió a entendérselas con el segundo novillo en tal estado de inferioridad que a punto estuvo de dejarse vivo en el redondel a su enemigo. De todas formas quedó como un valiente, y volvió a Sevilla satisfecho.
Aquella noche era, «La Velá de Santa Ana«, Juan se tuvo por el hombre más importante de Triana. Es interesante la narración transcrita, porque no todos los biógrafos del torero mencionan dicha corrida, y otros lo hacen desvirtuando los hechos, especialmente refiriéndose al procedimiento médico empleado para curar la herida sufrida por Belmonte.
Estos datos, primer novillo lidiado y estoqueado por Juan Belmonte, y su primera cogida sería, incorporán el nombre de Arahal a la historia biográfica de un hombre genial en su arte y de nombradía internacional.
BIBLIOGRAFÍA: Artículo de don Romualdo Jiménez. Archivo de Arahal ( José Luis Moreno Delgado)