En Arahal, el origen del negocio de la cerveza junto a la elaboración de refrescos y sifones, data de principios del año 1900. Fueron don Rafael Arahal Jiménez y su hermana Dª. María los primeros que introdujeron la marca Cruz del Campo, donde a partir de ese momento está y ha estado presente en todas las celebraciones públicas y privadas de nuestro pueblo.
Los comienzos fueron en la Plaza Vieja número 33, pasado unos años Rafael se hizo cargo de la concesión de la marca Cruz del Campo, estableciendo sus inicios en la calle Morón.
Rafael fallece muy joven a los cuarenta años de edad y su esposa Dª. Rafaela Sánchez Machado queda al frente de toda carga familiar, pasándose a llamar la empresa ahora Viuda de Arahal. Gracias a su hijo mayor D. Manuel Arahal Sánchez, pudo regentar el Concesionario de la Cruz del Campo y un conjunto de bebidas que les hizo crecer como negocio y expandirse, dando trabajo a toda la familia y a trabajadores ajenos.
La primera presentación de dicha bebida era en barriles de 12, 25, 50 y 100 litros y en cajas de madera, que contenían cuatro docenas de botellas de 1/3 o 2/3, venían las cajas con tapadera y con una especie de aldaba.
La mercancía llegaba desde la Fábrica de Sevilla por tren, en vagones refrigerados. Los vagones constaban de dos paredes de madera, existiendo entre ambas un revestimiento de corcho, y encima, una chapa metálica, para garantizar el mantenimiento del frio.
El reparto por nuestra localidad pasó por varios sistemas de transporte, desde la primitiva carretilla de mano, hasta en carros tirados por mulas, o motocicletas con sidecar trasero, y en camionetas, que hasta hace pocos años lo estuvimos viendo por nuestras calles.
En el año 1950 el negocio se establece en la calle Álvarez de Rementería ( Actual Tahona), esquina con Ascensión Martín, donde progresa con la elaboración de gaseosas y agua de Seltz. Esta agua era de un manantial famoso en la época llamado Seltz o Selters, cerca de las montañas Taunus en Hesse, Alemania. Esta agua se conocía desde la edad de bronce y ya era llamada agua de soda por su alta concentración de bicarbonato de sodio, «soda». Se embotellaba en forma de sifón, aunque tenía una producción escasa y solamente llegaban a las clases acomodadas.
Las instalaciones de la calle Tahona con el tiempo se quedan pequeñas, ya que era muy complicado maniobrar con camiones y trailers para su descarga, con que se decide trasladar de nuevo el negocio a la calle Jose María Iglesia, siendo en esta última ubicación el fin de una etapa familiar que refrescaron durante años a todos nuestros antepasados.
Un millón de gracias a Carmen y Dolores Arahal por la documentación y a Fali Lobato por los trámites para conseguir este tesoro fotográfico de Arahal