Las páginas de la historia de la música en España se abren en 1947 para escribir con mayúsculas uno de sus capítulos más laureados. Frente a un panorama dominado por las reinas de la copla y el folclore ibérico, el cubano Antonio Machín se alza con el mayor de los éxitos al cantar la pieza cumbre de su carrera musical. Es la banda sonora del año y una de las composiciones más queridas por los españoles de aquella generación y las venideras.
El cantante cubano Antonio Machín llega a España, país natal de su padre, en 1939, donde inicia una nueva vida y donde vivirá hasta su fallecimiento en 1977. Ya desde la década de los veinte tenía un hermano que vivía en Sevilla. Antonio llega de vacaciones, tratando de escapar de la guerra mundial y se encontró con la realidad española más dura y pobre, con la guerra civil recién acabada. Se quedó en Madrid y se casó en 1943, en la ciudad de Sevilla.
Empezó prácticamente desde abajo y llegó a ser testigo y banda sonora de las historias de amor de los españoles en unos tiempos difíciles, su popularidad fue creciendo hasta ser idolatrado como lo eran las grandes estrellas de la copla, sus canciones pasaron a ser parte de la memoria sentimental de varias generaciones a través de la radio, el único medio existente para dar a conocer la música del momento, uno de los pocos entretenimientos que habían en esa época.
En 1947, cuenta con 44 años y llegaría su gran éxito, en España. Se trata del inolvidable Angelitos Negros, en principio fue una canción morisca, que con los arreglos musicales a finales de la década de los sesenta, se convirtió en un gran bolero.
Machín fue muy bien acogido en una España monolítica y poco acostumbrada a la diversidad de razas, se convirtió en un mito marcando la moda musical con sus boleros, con su estilo tan personal de cantarlos y con su voz, fue llamado “su majestad el bolero”, también se decía de él que cantaba con el corazón en los labios, incluso entró en el refranero popular con el dicho “Te mueves más que las maracas de Machín”, prueba de que su arte llegó a la esencia del pueblo llano.
Transcurre el año 1952 en el pueblo de Arahal, y se avecinan la feria y fiestas de septiembre. Año a destacar, no solo por el ingreso de España en la ONU, o por la desaparición de las cartillas de racionamiento, sino por la actuación que deleitará a todos los vecinos del pueblo y alrededores el cantante cubano Machín.
El responsable de la actuación sería el Casino Universal, que tenía la caseta de feria ubicada en lo que hoy conocemos por “los paseos” y concretamente situada entre parte del Colegio y edificio de viviendas de los profesores.
Meses antes de las fiestas, en una de las juntas del Casino Universal, don Antonio Domínguez Párraga, siendo presidente ese año, propone junto con su querido amigo don Manuel Brenes Orozco “El Ranchero” a traer a la caseta a Antonio Machín. Los demás miembros de la junta al escuchar la propuesta comentaron que era un riesgo, ya que el cantante estaba muy cotizado y el Casino no disponía de mucho dinero en sus arcas para garantizar el espectáculo, con lo que se opusieron a la iniciativa.
Trascurrido semanas se reúnen de nuevo para seguir perfilando los actos de la caseta. Antonio y Manuel acuerdan en la junta a correr con todos los gastos del acto en caso de pérdida, así que no tuvieron más remedio que aceptar.
Se pusieron en contacto con el representante del cantante, que tenía su despacho en Sevilla, y en pocos días ya estaba todo el asunto zanjado, Antonio Machín vendría a Arahal en las fiestas de septiembre.
Se cuenta que el cantante era muy sencillo y humilde, hay una anécdota que leí en una de sus biografías y cuenta que en el 18 de agosto de 1947 tenía concertada una gala en Cádiz y una fatal coincidencia hace que esa sea la velada de una horrorosa tragedia en la ciudad andaluza. La explosión de un depósito de minas en la barriada de San Severiano se lleva por delante la vida de más de 150 personas. Machín, evidentemente, no canta esa noche, pero está entre los voluntarios civiles apartando cascotes con sus manos y colaborando en las tareas de rescate.
Arahal despierta la mañana del 5 de septiembre, día esperado por todo el pueblo durante meses. Llega el día grande, día en que el pueblo escuchará y verá en directo al hombre que causa furor y aclamo en toda España.
El día anterior a la gala, actuó en la caseta la orquesta “Sidney” con sus cinco músicos y sus atriles luminosos de fantasías. Su vocalista “Manolo Rey”, y su vocalista de fama internacional “Mary Lin” pondría el ambiente familiar a la caseta.
Hubo muchos preparativos para el acontecimiento, miembros de la junta directiva del Casino Universal inundaron de carteles y folletos todos los pueblos vecinos. Se podía reservar mesa para comer en la propia caseta en los días de fiesta, así cada socio que reservara tendría su mesa asegurada y el camarero a su disposición.
Se instaló una taquilla en la puerta, en dicha taquilla se encontraba Manolo “el Parrilla”. La entrada a la caseta sólo era permitida a los socios y acompañantes, si éstos últimos eran avalados por un socio y además pagando una entrada. Las esposas y los hijos menores de los socios, sí podían entrar en la caseta, siempre que fuesen reconocidos por el señor conserje; o en su caso, presentados por el titular. Los forasteros pagarían su entrada en la taquilla.
Llegó media tarde, la caseta estaba abarrotada de personas eufóricas por ver al divo de la canción moderna, apareció en taxi acompañado de todos los componentes del grupo. Los socios estaban contentos, todo salió perfecto y con bastantes ganancias recaudadas. El día se preparaba para ser inolvidable.
Antonio Machín maravilló con sus ritmos al público cantando obras maestras como Dos gardenias, Aquellos ojos verdes, El manisero, Bésame mucho, Toda una vida, Mira que eres linda, y su canción que pasaría después a la historia, “Angelitos negros”.
“Parrita” el camarero, entre pase y pase, regadera en mano, refrescaba la pista y a la vez cuidaba de que los niños no molestaran a las parejas, que subían a la pista a bailar.
Arahal dormiría esa noche con alegría, recordando con los ojos cerrados el día que tan maravilloso han echado atrás.
Será también en un pueblo vecino, Alcalá de Guadaira, donde se produciría su última actuación. El 7 de junio de 1977 sale muy agotado de escena, y dos meses más tarde, el 4 de agosto de 1977, con 74 años de edad fallece en su casa de Madrid. Descansa en el cementerio de San Fernando de Sevilla, donde sus compatriotas y familiares le recuerdan cada año rociando su tumba con ron cubano y cantando alguno de sus boleros.
BIBLIOGRAFIA
– Biografía de Antonio Machín .http://es.wikipedia.org
– JOSÉ MANUEL CAMACHO CINTADO. Casino Universal Arahal, 2006.
– LOS AÑOS DEL NO-DO. Editorial el mundo. 2007
– Testimonio de don Antonio Domínguez Párraga. Arahal 2008.