Esta calle fue así rotulada al comienzo del siglo XVIII, y hace mención, por antonomasia, al Duque de Osuna, ya que en Arahal no ha habido otro título nobiliario de igual estima o jerarquía que el procedente de la estirpe de la Casa de Ureña. Durante la dictadura, la calle tuvo rotulada como General Mola, cuyo sobrenombre de «El Director», evidencia su papel de máximo organizador del Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
El siglo XVII es, sin duda, el período de tiempo de mayor dinamismo en la expansión de Arahal y donde se configura la estructura urbana sobre la que se desarrollará el tejido urbano en los siglos posteriores. Económicamente esta expansión, tal vez explosión, va asociada tanto a la puesta en valor de las riquezas agrarias de una Campiña que volvía a ser productiva gracias a los esfuerzos repobladores de los siglos anteriores, como al auge del comercio con las colonias de ultramar, y ello, al fin, dentro de un clima de cierta estabilidad política.
Junto a la formación de las calles principales existentes, surgen una serie de calles secundarias cuya función es facilitar la conexión para el progresivo desplazamiento de las funciones urbanas desde el primitivo núcleo al entorno de la plaza de la Corredera, nuevo centro neurálgico de la ciudad, manifestando una cierta independencia alcanzada por el poder civil, frente al religioso, propiciando grandes manzanas matrices, tal es el caso de las calles IV Conde de Ureña, María Beltrán, San Pedro y Duque, estas últimas aparecen citadas en 1652 y 1619 respectivamente.
La calle se integra en el año 1874 en las condiciones de urbanización de las calles del casco urbano experimentando una notable mejora en la pavimentación de la calzada y acerado, empedrados y baldosados de piedra de Tarifa y adoquines de granito.